¡Saludos a todos los buscadores de esperanza y defensores de la salud! En el día de hoy nos adentraremos en una enfermedad que nos recuerda la importancia del apoyo y la fortaleza: la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Este trastorno ya afecta a 5 de cada 100000 personas en todo el mundo, es por ello que es de crucial importancia conocer sus síntomas, causas y posibles tratamientos. ¡Acompáñanos en este viaje para aprender lo máximo posible de la ELA!
¿Qué es la esclerosis lateral amiotrófica?
También conocida como la enfermedad de Lou Gehrig, la ELA es un trastorno neurodegenerativo que ataca a las neuronas motoras en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal, los cuales controlan los movimientos voluntarios. En la ELA, estas neuronas se deterioran o mueren, por lo que dejan de enviar indicaciones a los músculos y, en consecuencia, estos se debilitan y se atrofian. El trastorno empeora lentamente, de modo que al final se vuelve difícil hasta respirar.
1 de cada 10 casos se debe a un factor genético y son hereditarios, sin embargo; en la mayoría de ellos el origen es desconocido.
Síntomas
Generalmente los síntomas se manifiestan a partir de los 50 años, pero esto podría suceder antes. En un inicio, podría verse afectada solo una extremidad, como la pierna, o que la persona tuviera dificultades al tragar o hablar. A medida que avanza la enfermedad, se ven involucrados más grupos musculares.
La debilidad muscular da lugar a otros síntomas, como dificultad para realizar actividades cotidianas, problemas en el habla o al tragar y respirar, pérdida de peso, rigidez muscular, calambres o contracciones musculares.
Diagnóstico y tratamiento
En cuanto al proceso de diagnóstico, este se define a partir de los síntomas del paciente y con la realización de una electromiografía, un estudio que mide la actividad eléctrica de los músculos y nervios. No obstante, también se pueden requerir de otras pruebas para descartar otras enfermedades con las que comparte síntomas, como podrían ser exámenes de sangre, resonancias magnética cerebral y cervical o una tomografía, entre otras.
A pesar de que la ELA carece de cura, hay ciertos medicamentos que se emplean para frenar el avance de los síntomas y ayudar en el control de la enfermedad: Riluzol (Rilutek) y Edaravon (Radicava).
Otros tratamientos que buscan aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente serían el la combinación de otros fármacos, la fisioterapia, la rehabilitación o el empleo de dispositivos ortopédicos.
Ya que la mente no se ve relativamente afectada, los pacientes de este trastorno podrían ser muy conscientes durante todo el proceso degenerativo. Esto podría desencadenar una depresión severa y por ello es de crucial importancia la disponibilidad y el apoyo tanto de cuidadores y personal sanitario como de la familia.
A día de hoy, todavía se desconoce mucho sobre la esclerosis lateral amiotrófica, pero cada vez se está trabajando más para comprender mejor la enfermedad. En 2014, se extendió en las redes sociales un reto que consistía en echarse un cubo de agua helada sobre la cabeza (Ice bucket challenge), y este fenómeno logró recaudar millones de euros para la investigación de la ELA. Este es un gran ejemplo de cómo la unión hace la fuerza, y cómo todos juntos podemos contribuir para impulsar la investigación de aquellas enfermedades crónicas que afectan a tantas personas en el mundo.
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